¡Adán, que las manos van al pan!

Después de la entrada de ayer, en la que explicamos la iconografía de Adán y Eva (el que no la haya leído puede hacerlo aquí: Adán y Eva, los primeros nudistas), os traigo hoy unas representaciones que se salen de lo habitual por las actitudes excesivamente amistosas de la parejita. Todos los ejemplos son del siglo XVI, lo que no deja de ser una casualidad bastante curiosa.

Empecemos por el más light de todos ellos, la parte trasera de un retablo pintado por Jan Gossaert (también llamado Jan Mabuse). La postura de la pareja es genial, muy de andar por casa. Es como si estuviesen paseando por el parque y se hubiesen parado a comprar un cornete en el puesto de los helados. El brazo de Adán descansa sobre el hombro de Eva, con la mano estratégicamente colocada para hacerle un mec-mec.

Jan Gossaert, Adán y Eva (retablo Malvagna, 1513-1515)
Galleria Regionale della Sicilia, Palermo
Nuestro segundo cuadro es de un seguidor o discípulo de Gossaert que, entre otras cosas, copia el peinado afro que solía encasquetarle su maestro a las figuras masculinas. Eva acerca la manzana a la boca de Adán, para tentarle. 

La postura del hombre, que se inclina hacia ella con confianza y un poco "contentillo", es reveladora: la manzana no le tienta lo más mínimo, lo único que le interesa en este momento es pegarse un revolcón con su chica. El alargamiento exagerado de los miembros (brazos y piernas, no seáis malpensados) es típico del arte manierista.

Seguidor de Jan Gossaert, Adán y Eva (h.1530), Jagdschloss Grunewald, Berlín
Este dibujo sí que debe ser de Jan Gossaert, aunque algunos estudiosos dudan de su autoría. Es una de las tentaciones de Adán y Eva más sensuales que se hayan pintado nunca. La composición de la escena está muy bien pensada. De forma natural, sin que nos demos cuenta, nuestros ojos se dirigen en primer lugar al centro del cuadro, donde se cruzan los brazos de Adán y Eva. 

Los brazos nos llevan a las manos y las manos a los genitales de uno y al pecho de la otra. El mensaje que quiere transmitirnos el artista está claro: aquí la tentación es puramente física. ¿Habilidoso, verdad?

Jan Gossaert, Adán y Eva (h.1525), Museum of Art, Providence, Rhode Island
La Eva de Tiziano no es tan lanzada como las anteriores. Está más pendiente de la manzana, que le está entregando el niño serpiente, que de otra cosa. El listillo en este caso es Adán, que aprovecha que está distraída para intentar tocarle con disimulo una teta.

Tiziano, Adán y Eva (h.1550), Museo del Prado, Madrid
Volvamos al norte de Europa. El Adán de Hans Baldung Grien no se corta un pelo y sujeta a Eva cariñosamente, en una imagen que a día de hoy resulta de lo más moderna. La mirada torva que echa al espectador no deja lugar a dudas. En cuanto se coman la manzana, se esconderán tras unos arbustos para conocerse bíblicamente.

Hans Baldung Grien, Adán y Eva (1531), Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
Y me permitiréis que remate con otra obra del mismo artista. Al tratarse de un díptico, la pareja queda separada por el marco y no pueden echarse mano. Ella parece más modosita, aunque le mira de reojo con cierta picardía. Y no me extraña, porque la pose chulesca de Adán es lo mejor que he visto en mucho tiempo...

Hans Baldung Grien, Adán y Eva (1524), Szépmûvészeti Múzeum, Budapest
¡Gracias por leerme! Fuentes de consulta: harteconhache.com 

 http://masobesi68.blogspot.com/

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