Una herida africana - Capítulo 1
14:45
Por
ancilo59
ÁFRICA NO ES UN PAIS
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En Somalia y en Somalilandia, casi toda la población femenina (98%) ha sufrido la mutilación genital y, además, en su forma más severa, conocida como infibulación. En Somalilandia, el clan Isaq acostumbra a practicar una escisión extrema llamada gudnünka fircooniga: los genitales externos se raspan por completo y los tejidos se cosen formando una tira dura y oscura.
También se registran tasas muy elevadas en Guinea (96%), Yibuti (93%), Egipto (91%), Eritrea (89%), Mali (89%), Sierra Leona (88%) y Sudán (88%); mientras que Ghana (4%), Togo (4%), Níger (2%), Camerún (1%) y Uganda (1%) se encuentran en los últimos puestos de la lista.
Si consideramos las cifras absolutas, la capital mundial de la MGF es Egipto, con 27,2 millones de víctimas. Etiopía ocupa el segundo puesto, con 23,8 millones, seguida por Nigeria, con 19,9 millones.
De los 27 países africanos considerados en los informes de Unicef, 14 tienen más de un millón de mujeres mutiladas residiendo en sus territorios.
Sin embargo, dentro de un mismo país a menudo hay grandes diferencias entre los grupos étnicos, que en África se calcula que son unos 3.000. En Eritrea, por ejemplo, la prevalencia nacional de la MGF es del 89%. La tasa se eleva al 96% entre la población Afar y desciende al 2% entre los Tigray.
En Mauritania, donde el porcentaje de mujeres cortadas es del 69%, el 92% de ellas pertenecen al pueblo Soninké, en la frontera maliense. El ejemplo más llamativo tal vez sea Uganda, que con una tasa de MGF del 1%, es el último país en esta dolorosa clasificación; sin embargo, entre los Pokot, un grupo étnico que vive en la región oriental de Karamoja, la tasa es del 95%, y entre los Sabiny es del 50%.
En Kenia, la prevalencia nacional es del 27%, pero en las comunidades masai alcanza el 73%.De los grupos étnicos de África occidental, los Peul o Fulani, que viven en el vasto territorio que se extiende desde Mauritania hasta Camerún, son una de las poblaciones más numerosas que practica la MGF.
La mutilación genital femenina no se infiere de la religión islámica. El historiador griego Herodoto, que vivió mil años antes que el profeta Mahoma, ya la menciona, y sus raíces se remontan al Egipto faraónico. En 2006, en Egipto, el Consejo Supremo de Investigación Islámica de la Universidad de Al Azhar, una de las instituciones más prestigiosas del islam suní, declaró formalmente que la mutilación genital femenina no tiene nada que ver con la sharia.
El corte es más bien una norma social que implica desigualdad entre hombres y mujeres y una obsesión por controlar la sexualidad de las segundas. Se trata de una convención que parece tener distintos significados en cada país. El pueblo Nyaturu, en Tanzania, cree que la enfermedad lawalawa (una afección urinaria) es una maldición de los antepasados que solo se puede curar mediante la MGF. También en Tanzania, en el distrito de Tarime, a las niñas sin cortar no se les permite abrir el establo de las vacas porque traen mala suerte a los que entran después de ellas.
En algunas comunidades de Ghana, creen que el clítoris de una mujer provoca ceguera al niño en el momento de dar a luz; mientras que en los bosques de Costa de Marfil piensan que el clítoris posee un gran poder y hay que quitarlo del cuerpo de la mujer para dárselo a los espíritus.
En el Golfo de Guinea, la situación es más complicada: en Sierra Leona, la clitoridectomía forma parte del rito de iniciación en una sociedad secreta de mujeres llamada Bondo. En comparación con otras, las iniciadas tienen una extraordinaria libertad de movimiento y eso perpetúa el consentimiento de las mujeres para someterse a la mutilación.
En este mapa interactivo de África encontrarán las estadísticas sobre la difusión y las tendencias locales de una práctica consuetudinaria ancestral dominada todavía por los estereotipos. Aparte de los 27 países que han participado en las encuestas de Unicef encontrarán otros mencionados en informes británicos y estadounidenses, y otros que, aunque no practican la MGF, han mantenido interesantes debates públicos sobre el tema.
Pulsando sobre cada país podrán obtener información sobre los diferentes tipos de MGF, la prevalencia relacionada con religión y el nivel de estudios, los grupos étnicos involucrados y las leyes aprobadas desde la década de 1960. Y también sobre las mujeres que han escrito la historia de una guerra por sus derechos.
Desde Benín hasta Somalia y desde Egipto hasta Zimbabue, las mujeres africanas llevan luchando en primera línea por la erradicación de la MGF desde la década de 1960. En 2003, Stella Obasanjo, casada con el expresidente de Nigeria Olusegun Obasanjo, propuso a Naciones Unidas que estableciese un Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que desde entonces se celebra cada 6 de febrero.
La resolución de Naciones Unidas que prohíbe la práctica de la MGF, aprobada por unanimidad el 20 de diciembre de 2012, fue impulsada por africanas en un llamamiento conjunto hecho desde Senegal por representantes de 27 países africanos.
Nos hemos reunido con algunas de esas mujeres en Somalilandia, Kenia y Etiopía. Ellas nos han explicado apasionadamente cómo han formado valientes coaliciones con el fin de recuperar el control sobre sus cuerpos, en ocasiones pagando el precio de la descalificación social.
¡Gracias por leerme!
Fuentes de consulta: elpais.com/especiales
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